domingo, agosto 12, 2007

¿CUAL ES EL MIEDO AL ALBA?

Vladimir Cerrón Rojas

En estos últimos días, el Presidente Regional de Junín quiso hacer una “tormenta en un vaso de agua”, aún cuando este último recurso se encuentra escaso y se resiste a ser privatizado por los encomenderos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

El ALBA no es otra cosa más que una alternativa de modelo económico integracionista y continental, como las aceptadas: Doctrina de Monroe, Plan Iniciativa Para las Américas, Plan Brady, Consenso de Washington, ALCA, el TLC y el Mercosur, pero con una orientación contraria a la política neoliberal.

Si bien es cierto, que el desarrollo o el avance de la sociedad se dan gracias a la contradicción de los fenómenos, podemos asistir a respaldar tal ley dialéctica. En Puno, una de las regiones más pobres del Perú, su Presidente Regional el Dr. Hernán Fuentes, abrió una Casa del ALBA y gracias a ella pudo concretar cierta ayuda médica interviniendo a más de 6000 pacientes de patologías oculares distintas, con profesionales cubanos de alta especialización. La contradicción se da cuando el gobierno central, lo ve como una “amenaza” y para equilibrar esa “derrota” fomenta y despliega el programa oftalmológico “Ver Para Vivir”, desplazando por el territorio nacional un contingente de oftalmólogos para atender las zonas anteriormente olvidadas y habiendo logrado una atención de aproximadamente 4000 pacientes. El resultado de tal contradicción es que cerca de 10000 pacientes de escasos recursos económicos se beneficiaron de la cirugía ocular. Si no hubiera existido tal contradicción nadie se hubiera acordado de los diez mil pacientes pobres. Las últimas encuestas revelan que el 53,3 % de la población puneña esta de acuerdo con la Casa del ALBA, el 42 % en contra y el 4,7 % no opina.

El día de ayer el Vice Ministro de Educación, ha declarado que con la ayuda de la Cooperación Alemana, el MED liderara un proyecto de prevención de VIH/Sida y nadie ha cuestionado la “injerencia” extranjera. Pero, si la ayuda hubiera venido como antaño de la fenecida Alemania Democrática, se hubiera pegado un grito al cielo.

Si bien es cierto, que en el mundo no hay dos fenómenos enteramente idénticos, tampoco puede haber dos fenómenos enteramente distintos. Entre el gobierno peruano y el venezolano no habría mucha diferencia en cuanto a su política de libertad de prensa. Unos retiran el contrato a la cadena RCTV y los otros privan a un César Hildebrant de las cámaras de televisión. Más aún, en Junín tenemos a un Presidente que sigue mutando de “doctor” a “dictador” queriendo impedir el derecho constitucional a la información y que la prensa le siga destapando sus fechorías en la administración pública, sin que el poder judicial lo sancione.

Por supuesto, esto no debe estimular la injerencia de ningún país en asuntos internos del Perú, pero es sabido que en el Perú operan distintos países en recetar y diseñar políticas económicas, militares, sociales, sanitarias, etc. de carácter estatal y privados. El gobierno central debiera “medir con la misma vara” a todos para que no haya fenómenos aislados que le quiten el sueño o los resalte, magnificándolos cuando en realidad no es para tanto.

En conclusión, ningún gobierno democrático debiera temer las ayudas internacionales, si están seguros que sintonizan con las necesidades del pueblo y gobiernan en función a ellos y de donde venga la ayuda, bienvenida.