sábado, octubre 25, 2008

UN INTENTO DE EXPLICAR LA CORRUPCIÓN A PARTIR DE LA PSICOBIOLOGÍA

Dr. Vladimir Cerrón Rojas
Maestro en Neurociencias


La teoría Informacional, creada y diseñada, a mucha honra, por el neurocientífico peruano, Dr. Pedro Ortiz Cabanillas, ha podido demostrar que la corrupción se codifica genéticamente en el hombre, a partir de los eventos sociales. Ciertamente, el ser humano es tan social como tan genético, dicho en otras palabras, todo lo que ocurre socialmente se almacena genéticamente.

Una vez codificado genéticamente, la información (sea buena o mala), se trasmite a niveles superiores: metabólico, neural, psíquico inconsciente, psíquico consciente y finalmente social. Inversamente, lo social llega a codificarse genéticamente.

Una prueba de ello, es que, los recién nacidos en la época actual son el resumen universal de todo el esfuerzo humano a lo largo de su existencia. El lactante actual, nace con elementos en sus redes neurológicas que le permitirán enfrentar los retos informáticos de esta época. Es decir, genéticamente esta preparado, para enfrentar un mundo con mayores desafíos. Esa habilidad, no podemos reclamarlo como herencia en nuestra generación, puesto que, nuestros padres y abuelos, no enfrentaron en sus vidas, la era informática. Hasta aquí, podemos comulgar con los aportes de Jean Piaget.

Pero no del todo es genético, pues el nivel de la información social, se adquiere de la lectura, los medios periodísticos escritos, radiales, televisivos, Internet, de la preparación intelectual, oportunidad de escuela y maestro, etc., es decir que la condición genética, es solamente un impulso, una condición, y el resto de nuestras capacidades dependerán del roce socio-cultural, como sostenía el genio Lev Vigotsky.

Si el medio social es corrupto, ello se trasmitirá hasta el nivel genético de los vulnerables, y cuando procreen hijos, ellos heredarán dicha lacra, como información genética corrupta. Entonces, la corrupción almacenada, se acondicionará como un elemento y componente esencial de cascada metabólica, neural y psíquica, de ese ser humano en formación, y cuando tenga la oportunidad de decidir sobre actividades que demanden ética, no lo hará decorosamente, pues la corrupción en su psiquis, será algo normal.

Si no hacemos los esfuerzos por contrarrestar la corrupción, las futuras generaciones, vivirán con la filosofía de que la corrupción no es una deshonra, sino por el contrario, un valor. Ese es el peligro de portarnos indiferentes, ante tanto acto corrupto, que fractura nuestra sociedad, desde sus niveles mas altos.