domingo, octubre 30, 2011

Mujer, Gran Revolucionaria


Dr. Vladimir Cerrón Rojas

Presidente del Gobierno Regional Junín


Mientras el filósofo alemán Arthur Schopenhauer sentenciaba que la mujer era un animal de cabellos largos e inteligencia corta, el andino Jaime Cerrón Palomino manifestó que existía en nuestro medio la creencia de que la mujer es conservadora por naturaleza, sin embargo, a lo largo de la historia, quedó demostrado que resultó ser una gran revolucionaria, por la índole de su práctica cotidiana alcanzando una mente más perspicaz; al enterrar las semillas o raíces, adquiriendo conciencia de sus necesidades, pero al mismo tiempo consiguiendo un mayor dominio sobre la naturaleza.

Gran revolucionaria, término que puede resumir el aporte que han hecho y hacen diariamente las mujeres a la humanidad, pues estos aportes no solamente estuvieron limitados a la agricultura como pretendieron hacernos creer, sino también aportaron a la ciencia, al arte y a la técnica. Pero esto no basta decirlo, sino sistematizarlo para que los logros conquistados a lo largo de su emancipación se materialicen y sean intangibles e inalienables, razón por la cual la Agenda Política de la Mujer es un documento de suma importancia en el largo camino por la libertad de la mujer, abordando los principales problemas que limitan su óptimo desarrollo. Pues, esta herramienta, al plantear criterios de solución, también tiene la misión de reducir al máximo la brecha de género, existente en nuestro híbrido modelo social.

Para explotar bien este documento y no ser explotado por él, no es necesario solamente leerlo, sino interpretarlo para dar el salto cualitativo de practicarlo. Por ello sigue siendo, en primera línea, la educación la herramienta fundamental de la liberación heroica, audaz, inteligente y realista, que le ha permitido a la mujer tener éxitos más sólidos en la brega por su emancipación.

Nuestro Gobierno Regional Junín (GRJ), hoy puede tener la moral de decir que sus aportes en materia de salud, han permitido una reducción significativa de la mortalidad materna e infantil comparada con años anteriores. Asimismo, desplegará una movilización por la alfabetización regional dentro de pocos meses en busca de la liberación de tantas mujeres prisioneras de la marginación y la exclusión, sobre todo en las zonas rurales.

Desde ya, recomiendo un análisis concienzudo a este documento, que contribuirá a la liberación social y económica no solamente de la mujer, sino de la sociedad en su conjunto. Su contenido puede ser considerado como un aporte del Consejo Regional de la Mujer y una política que asume el GRJ con respecto a la igualdad y oportunidad de género, en un mundo en que las mujeres andinas y amazónicas organizadas y educadas no sean merecedoras de la lástima, no sean explotadas por el gran capital, sino tengan el pleno del reconocimiento de sus derechos.

Finalmente, dicho por las más prestigiosas organizaciones femeninas, la cuestión de la igualdad en los movimientos de la mujer no está determinada por el género al que pertenece, sino por la ideología y el modelo social. Llamado que concluye en resaltar la importancia de la educación política en aras de construir una sociedad con mejores condiciones de vida e igualdad de oportunidades para todos. Esta premisa toma mayor valor cuando en nuestro medio la palabra Mujer es sinonimia de la palabra Pueblo al cumplir las tres características comunes: mayoritario, productivo y ayuno de poder.



Arguedas, un hematólogo social

Dr. Vladimir Cerrón Rojas
Presidente GRJ
La región Junín ha sido la primera en denominar al año 2011 como el Año del Centenario del Nacimiento del Amauta José María Arguedas, merecido homenaje a quien nos enseñó a descubrir y amar al Perú Profundo. La denominación de este año no tenía que limitarse solamente a lo nominal y para ello el Gobierno Regional Junín diseñó una serie de actividades que ponen en relieve su pensamiento orientado a despertar y elevar la autoestima de nuestros connacionales.

En esta tarea la Dirección Regional de Educación de Junín (DREJ), contribuye con la difusión de la obra del Amauta, incluyendo sus principales aportes en la Antropología, la Literatura, la Etnología, la Lingüística, etc. Además, se han recopilado obras de diferentes autores que evidencian puntos de vista acerca de sus contradicciones con la vida, críticas científicas a sus homólogos, críticas de otros autores a su pensamiento, su biografía y autobiografía, entrevistas a quienes vivieron de cerca de él, entre otras. Un homenaje a José María Arguedas Altamirano es poco o casi nada frente a lo trascendental de su aporte a favor de las clases oprimidas en nuestro Perú, fundamentalmente, a favor del campesinado.

En estas hojas podemos percibir el testimonio de alguien que habla del indio habiendo convivido con él, no del que cree como es la vivencia del indio, sino de quien se ha inmiscuido en su actividad productiva. Creo que si Arguedas, como el mismo dice, hubiera sido bien recibido por su madrasta, en ausencia de su padre, seguramente en algo hubiera cambiado su percepción sobre el indio, pues es bien sabido que gran parte de la obra de Arguedas es una autobiografía. Por ello es imprescindible trabajar sobre el medio socio cultural de nuestra región, fomentar este tipo de difusión es imprescindible para que las nuevas generaciones estén preparadas para luchar por la reivindicación del campesinado sin vacilaciones y con el filo necesario.

Arguedas escribió con tanta pulcritud para nuestra mente, como cuando un neurocirujano repara el cerebro y obliga a retornar la función dañada hasta donde sea posible. Muchos dirán que desde mi condición de médico no estoy calificado para hablar de Arguedas, pero me atrevo más aún al mencionar que Arguedas era un hematólogo social, si consideramos que la sangre siempre está presente en sus obras, pudiendo encontrar palabras y frases como: “yawar fiesta”, “todas las sangres”, “yawar mayu”, “sangre de los cerros”, etc. Es decir, Arguedas navegó en lo más profundo de las venas de nuestra sociedad.

Pese a la muerte de Arguedas tan cuestionada y poco dilucidada, como dice Lévano, el estar psiquiátrico lo hizo más sensible al ambiente. Arguedas vivió y murió sintiendo los problemas del indio, contrarrestó ideologías y políticas que promovían la opresión como el fascismo internacional y tuvo serias discrepancias con los líderes históricos del Apra, aspecto aprendido luego de la lectura inicial de esta compilación.

El Amauta ha muerto, pero hablo de una muerte dialéctica, donde lo negado no deja de ser útil, porque sigue siendo aún la tiza blanca que escribe sobre la conciencia negra del verdugo. Su intelecto sigue siendo el ideólogo de la defensa del medio ambiente y de los levantamientos campesinos en el Perú.

También se resalta la autonomía con que critica a sus homólogos intelectuales donde no tuvo reparos en contradecirlos científicamente. Emilio Choy, Juan Mejía Baca, José Matos Mar, Luis Guillermo Lumbreras, Rodrigo Montoya, Anibal Quijano, entre otros, en sus apreciaciones acerca de lo indígena, no escapan a su análisis. Coincide con el planteamiento del maestro Jaime Cerrón Palomino, para quien hubo intelectuales como Hildebrando Castro Pozo, Luciano Castillo, Luis Valcárcel, José Encinas, Uriel García, etc., que “siendo sensibles frente a la opresión del campesinado peruano, por conservar su situación de clase no arriesgaron a nada”.

Espero que esta obra, espero pueda tener eco en las presentes y sobre todo en las nuevas generaciones, quienes están llamados a transformar la patria, contrarrestando todo tipo de racismo, de opresión, de mediocridad, etc., pues deben comprender que Arguedas sigue siendo una lumbrera dinámica y no estática como pretenderían presentarnos los intelectuales neoliberales. Pese a su anunciada muerte desde Chile hasta el Perú, Arguedas no ha muerto.

Si las obras de Arguedas, después de Mariátegui, han sido las segundas más traducidas en el mundo, no veo la justificación del porqué nosotros siendo peruanos tengamos que privarnos de tan grande aporte a la humanidad, por lo que invito a la lectura ávida sobre tan ilustre peruano.





domingo, octubre 16, 2011

LOS INCAS HABLABAN AYMARA SEGÚN CERRÓN-PALOMINO


Rodolfo Cerrón-Palomino, uno de los lingüistas más importantes del país, sostiene que los incas originalmente hablaban el aymara (no el puquina como cree Waldemar Espinoza) y que recién en su etapa imperial adoptaron el quechua como lengua oficial.
Así lo declaró también en la interesante entrevista que le hizo José Gabriel Chueca para Perú 21 el viernes 12 de setiembre. Posteo aquí tres de sus respuestas sobre este importante tema.
¿Los incas hablaban aimara?
La lengua oficial de los incas era el aimara. Esto es algo que nunca van a aceptar los cusqueños. No estoy inventando cosas. Ahí están los datos. Comencemos con Qosqo. Qué no se ha hecho para explicarlo a través del quechua. Y no hay manera.
¿No significa ombligo del mundo?
No. Ese es otro absurdo total de Garcilaso. Es un cliché. Qosqo es un término aimara. Eso está bien probado. Aún está en algunos dialectos aimara y significa lechuza. ¿Por qué? La respuesta la tienen los cronistas del siglo XVI: uno de los hermanos Ayar se convierte en lechuza y vuela al Coricancha para tomar posesión y se petrifica. Desde entonces, el sitio se llama 'Piedra donde se posó la lechuza’.
Pero los incas hablaban quechua.
Se quechuizaron. Por cuestiones pragmáticas lo adoptan como lengua oficial, porque se hablaba en todo el Chinchaysuyo. Pero hasta la época de Túpac Inca Yupanqui se hablaba aimara.

HOMENAJE A RODOLFO CERRÓN-PALOMINO


Ex alumnos, colegas y amigos le rinden homenaje a una vida entregada al trabajo, la investigación y la constancia este viernes 14 de octubre a las 4 p.m. en el auditorio de Humanidades
En 2010, Rodolfo Cerrón-Palomino (Huancayo, 1940), uno de los lingüistas peruanos más destacados de todos los tiempos, cumplió setenta años. En este contexto, un grupo de ex alumnos, colegas y amigos suyos se reunieron para rendirle homenaje. Tal es, pues, la razón de ser de este volumen: dialogar con él sobre los tópicos que más lo apasionan, como una forma de sincero reconocimiento a su trayectoria.
Así, bajo el título Estudios sobre lenguas andinas y amazónicas. Homenaje a Rodolfo Cerrón-Palomino, este libro reúne veintiún artículos divididos en tres secciones: “Lenguas andinas”, “Lenguas amazónicas” y “Castellano andino y de contacto”. De esta manera, el presente volumen ofrece trabajos acerca de lenguas pertenecientes a las familias lingüísticas quechua, aimara, uro-chipaya, cahuapana, arawak, jíbaro y pano, entre otras, además de estudios enfocados en el castellano andino. Más allá de la diversidad de las lenguas y temas abordados, el respeto y el aprecio por la persona y la obra de Rodolfo Cerrón-Palomino han sido el hilo conductor que le ha dado forma a este proyecto.
El volumen se presentará el viernes 14 de octubre a las 4:00 p.m. en el auditorio de Humanidades, con los comentarios de Bernard Comrie, Pepi Patrón y Pilar Valenzuela. Asimismo se llevará a cabo la mesa redonda “Rodolfo Cerrón-Palomino: profesor, colega, amigo. Algunos testimonios” a cargo de Willem F. H. Adelaar, Augusto Alcocer y Roberto Zariquiey.
Rodolfo Cerrón-Palomino, especialista en lenguas andinas, es doctor en Lingüística por las universidades de San Marcos (Lima) e Illinois (sede de Urbana-Champaign). Profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, actualmente ejerce la cátedra en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En su vasta trayectoria de docente e investigador, Rodolfo Cerrón-Palomino ha sido profesor visitante y conferencista en diversas universidades de su país y del extranjero, y ha publicado varios libros y numerosos artículos de su especialidad en revistas de reconocido prestigio nacional e internacional. Entre sus obras de mayor envergadura destacan Lingüística quechua (1987, con reedición en 2003), Lengua y sociedad en el Valle del Mantaro (1989), Diccionario unificado del quechua sureño (1994), La lengua de Naimlap. Reconstrucción y obsolescencia del mochica (1995), Lingüística aimara (2000), Castellano andino (2003), El chipaya o la lengua de los hombres del agua (2006), Quechumara: estructuras paralelas del quechua y del aimara (2007), Voces del Ande: ensayos sobre onomástica andina (2008) y Chipaya. Léxico y etnotaxonomía, en coautoría con Enrique Ballón. Merecedor de varios premios y distinciones, tanto nacionales como extranjeros, el autor es miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua (actualmente su vicepresidente) y de la Academia Peruana de la Historia, y hasta ahora el único miembro honorario peruano de la Linguistic Society of America.