Vladimir Cerrón Rojas
La ética como ciencia, debe ser la crítica certera de la sociedad, debe analizar, explicar y proponer alternativas claves para lograr la tan discurseada moralización de la sociedad. Al incluir la sociedad no debe sentirse alguien ajeno a sus cuestionamientos.Debemos recordar que la estructura moral de los pueblos tiene un carácter histórico y que la ética se desarrolla en un plano hasta donde permite la ideología dominante, esto adecua a la gran mayoría de sus componentes a permitirlos; pero existe una minoría dispuesta a cuestionarla. La ética tiene que adecuarse inexorablemente a la época, a cada clase social, región económica, nacionalidad, comunidad o familia.En la sociedad primitiva, lo bueno era todo aquello que contribuya a reforzar la solidaridad del grupo humano (ayuda mutua, trabajo mancomunado, defensa del grupo, etc.). Lo malo era lo que menoscababa la solidaridad del grupo humano. Estas normas se aceptaban por tradición, no había autonomía, cualidades ni responsabilidad individual y la justicia tenía ese carácter, hasta la venganza era colectiva. La moralidad en la sociedad antigua, estuvo sujeta a la aparición de la propiedad individual, intercambio comercial y la aparición de clases sociales. Apareció la doble moral. La moral del hombre libre estimulaba la autonomía, conciencia y responsabilidad individual; lo bueno era la vida intelectual y lo malo el trabajo manual, etc. La moral del esclavo era similar a la del grupo primitivo. Surgen las doctrinas éticas que sostienen que los hombres son libres o esclavos por naturaleza, que esa distinción es justa y útil. La mayoría de los filósofos eran homosexuales, estaban mayormente en contacto con los hombres, la mujer no participaba de la educación doctrinaria, estaba al nivel de esclavo.En la sociedad moderna se caracterizó por el fortalecimiento de los estados organizados; división entre países subdesarrollados e hiperdesarrollados; economía concentrada en grupos de poder; acumulación de riqueza y beneficio individual; asimetría de intereses entre productores y vendedores, dentro de las reglas del mercado; división en clases económicas: empleados y desempleados; trabajo asalariado que limita el desarrollo de las personas al depender de un ingreso fijo.En la sociedad contemporánea la clase dominante propone la necesidad de moralizar la sociedad justificando el desequilibrio de quienes detentan el poder y de quienes dependen de él; sobreestima el trabajo intelectual sobre el manual; alienta el espíritu de posesión, que determina el egoísmo, la hipocresía, el cinismo, etc.; promueve las virtudes de adaptación, humildad, estabilidad y resignación; sostiene que la salud y la educación es un problema individual. La moral de la clase dependiente fomenta una moral solidaria, lealtad, espíritu de sacrificio por mejores condiciones de vida. Pero, ésta misma clase dependiente, contradictoriamente, se adapta a su condición social, por lo que su moral deviene en parasitismo social, doblez, holganza, que desvirtúan su moral. En la sociedad peruana, hoy se discute si debe o no gravarse impuesto tributario a las gratificaciones. El ministro de economía ha dicho que si no se recauda el tributo (540 millones este año) esto devendría en una recaudación menor para los servicios de salud pública y por tanto la clase empleada tiene que aportar al fisco. Pero, el ministro ya no mantiene esa moral patriótica cuando justifica la exoneración de impuestos a las grandes empresas transnacionales (3000 millones de soles anuales), es decir que la clase empleadora esta fuera de su análisis contextual moral. Para unos sí, para otros no. Esta es la doble moral de nuestra sociedad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario