Aspecto nacional
La década de 1920 se caracterizó por un debate
ideológico necesario entre José Carlos Mariátegui La Chira y Víctor Raúl Haya
de la Torre, con amplias grietas sobre la interpretación y conceptualización de
la realidad peruana, y la década de 1930 está enfrascada por el
desencadenamiento de la lucha política de los sectores reivindicativos contra
la oligarquía peruana.
Las diferentes clases sociales se hallaban
representadas por sus partidos y sus respectivos líderes. Aquí los más
representativos: la oligarquía y la burguesía por Augusto B. Leguía; Movimiento
Democrático Pradista con Manuel Prado Ugarteche; la Unión Nacional Odríista con
Manuel Odría; la pequeño burguesía por el Apra con Víctor Raúl Haya de la Torre
y los obreros y campesinos por el
Partido Socialista con José Carlos Mariátegui.
Después del derrocamiento de Leguía, el presidente
entrante Sánchez Cerro se enfrentó a una lucha abierta contra el Apra (partido
que proclamaba una ideología antioligárquica y antiimperialista), su principal
fuerza política opositora, y la oligarquía nacional. La represión al aprismo
fue más dura que en época del propio Leguía, la cual, por el contrario, terminó
legitimando a este partido, dándole un tinte popular revolucionario,
conduciéndolo a lograr más simpatía y por consiguiente, más adeptos en el seno
de las organizaciones, sindicatos, gremios, universidades y pueblos, sobre todo
los norteños.
Situación y posición
de clase del Apra
A decir de Jaime Cerrón Palomino (Historia de las
Ideas en el Perú Contemporáneo, 1989): “La
proeza pequeño-burguesa más encandilada se registra en 1928, cuando Haya de la
Torre decide fundar el Partido Nacionalista Libertador Peruano, al modo del Kou
Min Tang chino o el Partido Laboralista Inglés, que más tarde se conocerá como
PAP (Partido Aprista Peruano). El desarrollo de esta agrupación política es la
más conocida en los medios sindicales, universitarios, profesionales, políticos
y académicos, por cuanto abraza décadas de existencia pletórica en sus primeros
años de acciones heroicas, con secuelas de exilio, muertes, cruentas
represiones; pero al mismo tiempo, en la otra cara de la medalla, nos mostrará
la faz de sus veleidades y claudicación de sus primigenios principios,
primeramente con su acercamiento a los plutócratas de la república oligárquica supérstite
y luego su entendimiento con el imperialismo norteamericano. De allí el
carácter proimperialista de este movimiento, que generó en sus propias filas un
descontento radical, determinando que parte de sus jóvenes en más de una vez
intentaran retomar los originales postulados o decidieran como Luis de la
Puente Uceda a levantarse en armas. Desde el punto de vista del materialismo
histórico lo acontecido con el partido aprista no es un fenómeno singular. Es
el curso más o menos regular que le depara a todo partido pequeño-burgués, no
pudiendo acentuarse su radicalización frente al imperialismo, lo que le quedaba
era insertarse dentro del radio de los intereses del capitalismo monopólico”(413).
El falso socialismo,
la violencia y la traición ideológica
La doctrina aprista, inicialmente anarquista, luego
marxista y hasta leninista (416), es realmente una suma de ingredientes
extranjeros que evidencian su no originalidad nacional como proclama. Podemos
citar algunos ejemplos para sustentar lo planteado: su fundación extranjera en México
(1924); su himno La Marsellesa de Francia; su lema Igualdad, Fraternidad y
Libertad de la masonería francesa; sus programas semejantes al del Partido
Laboralista Inglés y del Kou Min Tang chino; su bandera americana, entre otras.
También debe analizarse su organización internacional en Latinoamérica, pues según el historiador
Dr. Gilberto Torpoco Túpac Yupanqui, confirman esta tesis su mismo nombre de
Alianza Popular Revolucionaria Americana puesto que en sus inicios era un
partido que planteaba grandes transformaciones y tuvo representantes como
Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo en Bolivia; Rómulo Betancourt y
Carlos Andrés Pérez en Venezuela; José Vasconcelos Calderón en México; Gustavo Rojas Pinilla en Colombia y José Velasco
Ibarra en Ecuador. De ahí el peligro mayor que engendra dicha organización
(363). Es imprescindible el conocimiento de sus orígenes y de su doctrina porque
según la ley dialéctica de la negación de la negación, quien estudia una
doctrina encuentra dentro de ella, el mismo germen de su destrucción.
Haya de la Torre manifestaba en su obra cumbre El
Antiimperialismo y el Apra: “Como el
problema es común a todos los países latinoamericanos en los que las clases
gobernantes son aliadas del imperialismo y explotan unidos a nuestras clases
trabajadoras, no se trata pues de una aislada cuestión nacional”; “la nacionalización de la tierra y de la
industria y la organización de nuestra economía sobre las bases socialistas de
la producción es nuestra única alternativa”; “el Apra representa,
consecuentemente, una organización política en lucha contra el imperialismo y
en lucha contra las clases gobernantes” (414), un supuesto acercamiento a
la doctrina socialista, pero en la práctica el verdadero accionar de Haya
consistió en ofrecer el envío de cinco mil apristas a Corea para aplastar su
revolución socialista, no pronunciarse en contra de la invasión a la socialista
Viet Nam, incentivar a Kennedy el derecho a una segunda invasión sobre la Cuba
socialista, apoyar el golpe de Estado a Jacobo Arbenz por su intento de
desarrollar el socialismo en Guatemala, mantener reuniones secretas con el
embajador norteamericano Fred Morris Dearing en 1931, etc. (404). Es imprescindible hacer esta pequeña reseña
del carácter veleidoso del aprismo, por lo mismo que fue duramente reprimido y
su líder demostró un “comportamiento
variante de matiz, en su afán de trepar a posiciones más expectantes, por su
condición económica cercana a la mediana burguesía, capituló dando crédito a la
propaganda de ésta y en su intimidad empezó a desconfiar de la revolución que
su séquito esperaba; por ello, Haya finaliza desairando a Barreto en Trujillo,
a los marineros en el Callao, a Jiménez en Ancash (acciones que lo
evidencian como partidario de la violencia);
por esta misma razón, cuando De la Puente, Malpica, Valle Riestra y De las
Casas le increpan por la dilación de las acciones revolucionarias, se incomoda
y concluye decretando la expulsión; aprueba el trabajo de bisagra que entabla
Prialé, Townsend, Sánchez o Villanueva del Campo con Beltrán, Prado u Odría;
así se sentirá más seguro” (312).
Así, los pactos realizados por el Apra no responden
siquiera a una estrategia con fines de beneficiar al pueblo peruano, sino al
beneficio de sus dirigentes como demostraremos más adelante, y al haber
defraudado doctrinaria y políticamente a su partido, como dice el Dr. Manrique,
no les quedó mejor alternativa que fomentar el culto a la personalidad de Haya,
orientarse a crear una imagen religiosa del líder, crear un ejército de
creyentes en la devoción y no en las ideas ni la convicción, es decir, una
transición de la ideología al afecto, la misma que hoy prevalece y le ha dado
resultado.
De la traición a la negociación
con el enemigo
El gobierno de Sánchez Cerro había declarado al
aprismo fuera de la ley. Pero, José Bustamante y Rivero devolvió al Apra la
oficialidad política, mediante una alianza que le permitió ganar la
presidencia. El 3 de octubre de 1848, el Apra propició la rebelión de la marina
en el puerto del Callao con resultados catastróficos y frente a este suceso, el
27 de octubre de 1948, el general Manuel Odría, férreo opositor aprista, dio un
golpe de Estado a Bustamante y Rivero por no haber declarado proscrito al Apra,
reprimió duramente al Apra y encarceló a sus principales líderes. El Apra había
vuelto a la clandestinidad.
Pasado cinco años de
gobierno odriísta, el Apra en su intento de volver a la legalidad, entró en
negociación con Manuel Prado Ugarteche (su antiguo perseguidor), quien había fundado
el Movimiento Democrático Pradista, que luego adoptó el nombre de Movimiento
Democrático Peruano, con el que llegó al poder por segunda vez (1956-1962).
Esta última victoria fue posible gracias al
apoyo del aprismo, época donde compusieron una coalición, conocida
popularmente como el “gobierno de la convivencia”, la misma que permitió el
retorno del Apra a la legalidad dentro del orden interno del país. Así el Apra,
que siempre dijo ser un partido de izquierda, en la práctica era aliado de un partido
derechista defensor de la oligarquía. La farsa mantenida por Haya y sus
seguidores de ser un partido de izquierda democrática fue abatida por Alan
García cuando éste manifestó que el Apra es conservador y neoliberal (417). Esta
última afirmación es histórica, según el Dr. Nelson Manrique, si consideramos
que por primera vez el Apra dice lo que hace.
Es importante conocer estos aspectos porque la
fundación de la Universidad Comunal del Perú y su posterior nacionalización, se
dieron durante el gobierno de la convivencia. Al respecto, atinada la
interrogante que plantea Ayala y Orellana (402): ¿qué tiene que ver la historia
política del Apra con la creación de la Universidad Comunal del Perú? Su
respuesta será atendida en los capítulos siguientes.
El papel de la
personalidad y el partido
Ramiro Prialé Prialé era el personaje del Apra
con más influencia nacional, dicho por el Dr. Nelson Manrique, era una especie
de superministro durante la convivencia a pesar de no ostentar ningún cargo
público (404). Se sabe que fue el artífice de la cogobernabilidad con Prado, fue
cinco veces senador por el departamento de Junín y se convirtió en un consultor
político obligado, si había que fundar una universidad, crear una Facultad,
crear una provincia o un distrito, un colegio, etc., había que contar con la
aprobación de Prialé. Su poder aumentó cuando se da la famosa ley 14700 que le
genera ingentes ingresos a Huancayo, acrecentando su poder político, social y
económico. Tuvo además, la habilidad de ganarse la admiración no solamente de sus
partidarios, sino de otras personas que no eran de su línea política.
En el departamento de Junín, paralelamente al
Apra se tenía la representación de Acción Popular (fundado en 1956), cuyos
representantes eran los senadores Mariano Serrano y Jorge Diéguez Napurí y como
diputado Víctor Alfaro de la Peña (363). Las fuerzas de la izquierda no tenían
peso, no contaban con líderes representantes en el Parlamento. Sus máximos
representantes regionales pueden resumirse en las personalidades de Saúl Muñoz
Menacho y Fernando Romero Villanes, ambos pertenecientes a la Federación de
Empleados Bancarios (FEB), gremio que tenía un gran peso sindical en la zona. Otro
líder, aunque con menos peso, que contaba la izquierda era Mateo Cornejo
Monteagudo, quien representaba a la Secretaria General del Partido Comunista
del Perú (PCP) en la región centro, dirigía también la Federación Regional de
Trabajadores de Junín, base de la CGTP, llegó a ser trabajador no docente en la
UNCP (363) y presidente de la Casa de la Amistad con el pueblo de Cuba. Aunque
no tenían líderes en el gobierno, tenían la inspiración ideológica de la
Revolución Cubana como una corriente a favor de ellos y en contra del aprismo,
pero no era suficiente, es decir, mientras que el Apra tenía líderes con representación
nacional parlamentaria, la izquierda como
siempre y hasta ahora, contaba con amplia base social, pero sin líder ni
representación oficial.
Dinámica económica
social regional del valle del Mantaro
La idea de crear una universidad en el valle del
Mantaro responde a las condiciones económicas y sociales de la época y a las
necesidades de atender la influencia cultural que generaba Huancayo sobre los
demás pueblos de la región central del país. Así podemos describir lo mencionado
por Alberti y Sánchez (415): “Los
procesos medulares de su organización son: 1. La vertiginosa urbanización,
representada tanto por la concentración de la población en centros urbanos como
por la difusión del patrón cultural de procedencia urbana. 2. La multiplicidad
del intercambio económico con la costa, los centros mineros de la sierra
central, los departamentos del sur y la selva”. Samalvides (416) precisa: “El 24 de septiembre de 1908 llegó el
ferrocarril a la cálida y dinámica ciudad de Huancayo en un ambiente de fiesta
porque se sabía que este medio de comunicación iba a ser un auxiliar muy
valioso del desarrollo y progreso de aquella emergente ciudad incontrastable”,
y con ello, como diría Rodolfo Vizcardo, nuevas formas de trabajo. Ayala y Orellana
(402) agregan la importancia de la agricultura al trasladar sus productos a los
centros mineros y a la ciudad capital; la llegada de los vehículos; el traslado
de la capital del departamento de Junín de Cerro de Pasco a Huancayo (15 de
enero de 1931); la construcción del campo de aterrizaje en Huancayo cuyo gestor
fue el Paul Ledigr (en 1931); la inauguración de la fábrica de tejido Los
Andes, del trasmisor de telégrafos automáticos, cinema, servicio telefónico a
larga distancia, estadio Edilberto Chávez (Cuarto Centenario); construcción del
campo de aterrizaje en Yauris (en 1932); establecimiento del Banco Popular del
Perú (en 1935); funcionamiento de la emisora Radio Huancayo (6 de enero de
1936); en 1939 el establecimiento del Banco Italiano (Banco de Crédito); instalación
de agua y desagüe domiciliario (en 1940); la inauguración de la Escuela Normal
Teodoro Peñaloza de Chupaca (en 1941) y la Escuela de Agricultura de Sicaya (en
1943); en 1945 el Ing. Santiago Antúnez de Manolo sustentó el aprovechamiento
de las aguas del río Mantaro para generar una hidroeléctrica de gran
envergadura; en 1950 la Empresa Nacional de Telégrafos inició la instalación de
red subterránea. El mantenimiento de estos logros demandaba la formación
permanente de profesionales de la zona y la necesidad del campesinado en educar
a sus hijos en esa dirección.
En los albores de la fundación de la universidad, el
nivel académico máximo que otorgaba el departamento de Junín era el de profesor
normalista, pero mayoritariamente el egresado de la educación secundaria común
y técnica, “era como concluir la universidad”. Así la presión ejercida por los
colegios nacionales del valle del Mantaro, como la Gran Unidad Escolar Santa
Isabel de Huancayo, San José de Jauja y el Colegio Politécnico Regional del Centro
coadyuvaron a concienciar la
necesidad de crear una universidad. Aunque existía el Colegio Particular Salesianos Santa
Rosa y la mayoría de sus egresados migraban a Lima por sus posibilidades
económicas, la otra parte que hacía grandes esfuerzos para concluir la
secundaria, truncaba sus esperanzas de continuar la educación superior.
Los colegios nacionales, sobre todo la Gran
Unidad Escolar Santa Isabel, estaban llenos de logros y honores nacionales, y muchas de estas distinciones no tenían
una continuidad en el tiempo por sus autores, al no tener acceso a la universidad
peruana.Muchos de los
campesinos, no sabían a dónde enviar a sus hijos una vez egresados; algunas
familias que contaban con posibilidades económicas optaron por los estudios en
las universidades de Lima, de otros departamentos, o en vecinos países como
Argentina, Bolivia, Brasil y Chile, pero quienes no tenían esa posibilidad quedaban
desclasados de ese anhelo. En resumen, esto había generado una necesidad
apremiante.
En el año de 1919 se plantea la primera idea de la
necesidad de creación de una universidad en la región central, pero recién en 1928,
se compone la primera Comisión Pro Universidad, cuyo logro principal fue generar
condiciones subjetivas en el valle del Mantaro de la necesidad de un centro
superior de estudios, pero los acontecimientos políticos descritos no la favorecieron
para que se avanzara más en este proyecto, quedando trunca hasta 1942, pues los
gobiernos de aquel entonces ya enfrentaban muchos problemas con las
universidades públicas. El 16 de agosto de 1944, el presidente Manuel Prado
visitó Huancayo y el Dr. Félix Cosío, presidente del nuevo Comité Pro
Universidad, le entregó un memorial solicitando la creación de ese centro de
estudios en esta ciudad. Luego, en 1959 se recompuso dicho comité, fecha en que
hacen su aparición los “intermediarios” para facilitar su fundación y posterior
usurpación. En estas condiciones el Apra aparece dirigiendo la Comisión Pro
Universidad integrada por líderes de la talla de Prialé.
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