Gran razón
tenía el amauta José Carlos Mariátegui cuando dijo que no existe un elemento
más poderoso y capaz de cambiar la psicología del hombre que la economía.
También el materialismo histórico ha demostrado que toda idea suele ser
impotente de por sí, si ésta no está vinculada a las necesidades materiales de
la sociedad. Así, asistimos frecuentemente a las rupturas ideológicas de grupos
humanos inicialmente cohesionados, cuando ven peligrar sus intereses
partidarios o de grupo, pues ahí, donde
para algunos comienzan los “derechos” económicos, termina la ideología.
A continuación algunos ejemplos que evidencian el carácter pragmático de un
partido con sus militantes.
Caso Elías Tácunan
Elías Tácunan,
natural de Huasicancha, militante aprista, líder comunero y gestor de la
fundación de la Universidad Comunal, fue solamente una pieza inicial para el
logro de las ambiciones apristas de adueñarse del esfuerzo popular (la
universidad). Fue traicionado por los llamados fundadores-propietarios. Tal
discriminación llegó a la cúspide cuando Tácunan, al igual que las comunidades,
fue considerado marginalmente en sus derechos como impulsor y fundador de la universidad,
pues haberlo hecho, habría conspirado a las aspiraciones económicas de la
cúpula.
Su carta de
renuncia al Apra, poco tiempo después de fundada la universidad, confirma que desconocía
del ardid jurídico de sus “dueños” y “fundadores”. Se puede inferir que esta
misiva pese a haber sido trascendental en la vida política de Tácunan, no lo es
del todo, al carecer de la valentía necesaria que hoy hubiera devenido en un
importante aporte histórico con respecto a este tema censurado y prefirió no
explicar las causales reales de su decisión. Esta inferencia puede deducirse de
uno de sus párrafos, cuando menciona romántica y melancólicamente: “los
motivos, es mejor cubrirlos con un manto piadoso por la salud del Apra”. Acaso,
equívocamente, ¿Tácunan albergaría la idea de ser reconocido algún día por el
Apra?, sólo él podría habernos respondido, pero tampoco hay muchas posibles
respuestas acerca de la actitud de un partido en el cual ya no lo necesitaban.
Caso Javier Pulgar
Pulgar Vidal
enfrentó serias contradicciones con su partido, el Apra. Cuando los problemas
sobre la Escritura Pública de Constitución Nº 371 se fueron agudizando en el
seno de la opinión pública universitaria y la sociedad huanca, Pulgar estaba
perdiendo el prestigio ganado y la autoridad moral que inicialmente lo
caracterizó. Para tratar de remediar el desprestigio institucional, la
Asociación de Catedráticos Apristas se pronunció por la reorganización a sus
espaldas. Pulgar reaccionó negativamente y la respuesta del aprismo fue
desconocer su autoridad y someter a disciplina a su gerente de la universidad,
Jesús Véliz Lizárraga.
Sufrió la vil
traición de su partido cuando éstos deciden apoyar la reorganización de la
universidad, esto se interpretó como la ruptura oficial con dicha organización.
Por otro lado, Pulgar enfrentaba una organización popular ensamblada en el
Comité Pro Nacionalización y la frustración de haber perdido “su” universidad.
Consideró que su prestigio había pagado mucho y se fue de la universidad,
renunciando al rectorado.
Caso Jesús Véliz
Los conflictos
entre Jesús Véliz Lizárraga y Ramiro Prialé, por el dominio de la UNCP,
conllevaron al sometimiento a disciplina del primero, dentro de su partido, y
al límite del caos “se tramitó su
expulsión por haber defraudado las esperanzas del aprismo”, pues quien
osaba enfrentar a Prialé, era un desahuciado político en el partido. Acerca de
este suceso un diario de circulación nacional manifiesta: “Todo parece indicar que tal temperamento ha sido adoptado con la
anuencia del Secretario General del Apra, Ramiro Prialé, quien se encuentra en
esta ciudad (Lima) por el fallecimiento de su padre” (285).
Una vez
materializada la expulsión, Véliz Lizárraga optó por militar otros partidos que
finalmente lo llevaron a ser Constituyente de la República y posteriormente,
congresista. Véliz era uno de los repetidores de la tan famosa frase al
servicio del aprismo en su lucha contra la nacionalización de la universidad:
“Nacionalizar la Universidad Comunal del Centro del Perú, sería como
nacionalizar la llama”.
Caso Nilo Arroba
El día 20 de
agosto de 1973, la Secretaría General Regional del Centro del Apra,
representada por el médico Félix Ortega Arce, hace la siguiente declaración
crítica acerca de la simpatía de Arroba por el velasquismo: “Tras el aparente elogio al Gobierno Revolucionario
se perfila un suculento puesto público. Ayer fue burócrata dorado de la
Universidad; hoy intenta ser burócrata diamantino. La militancia entonces para
Nilo Arroba está en razón directa de sus aspiraciones económicas y en razón
inversa a las ideas y filosofía política. Así se transforma en mascarón de proa
de algunos elementos del Gobierno que guían el barco de la “Revolución” a las
aguas tormentosas de la desconfianza, inquietud y zozobra… Nilo Arroba tiene
que ventilar previamente su situación jurídica de presunto delincuente. Antes
aprista y ahora antiaprista… ¿Qué calificativo puede tener quien abusando del
poder alquila una suite en un hotel lujoso de la capital, para sus orgías y
liviandades, con los dineros públicos, aduciendo alojamiento para el rector?,
¿puede hablar de egoísmo y soberbia el más ruin de los hombres en su trato con
los demás, cuando estaba en su reino?... Nilo Arroba Niño, anda, camina, inicia
tu marcha por el camino de los claudicantes y tránsfugas. Enrólate en la legión
de los revolucionarios asalariados. Ahí te espera Pedro Páramo. Cuando palpes
la triste realidad de esta patria nuestra, llora como mujer lo que como hombre
y como aprista no pudiste defender” (186).
A esta
declaración, el 1 de septiembre de 1973, Arroba le respondió a Félix Ortega: “Nuestra patria, a través de una de sus
instituciones más disciplinadas y serias, las FFAA, está jugándose su última
oportunidad para alcanzar la justicia plena para todos los peruanos, en forma
pacífica y sin derramamientos de sangre. Si dejamos de pasar esta particular
alternativa, numerosos hogares peruanos se cubrieran de llanto y dolor. ¿No
vemos lo que ya empieza a ocurrir en otros países de esta misma parte del
continente? Si al percatarnos de esta irrefutable realidad renunciamos a
nuestra militancia partidaria en forma franca, no la obra de otra agrupación
política, sino la institución y despartiradizada gestión nacionalista y
humanitaria de las FFAA, si al asumir esta actitud, repito, nos exponemos a que
nos llamen tránsfugas en buena hora sea” (190).
El día 13 de
noviembre de 1973, Arroba había renunciado al Apra y esta organización le había
dado la espalda. Su abogado defensor, Dr. Jaime Yuli Linares, en el ejercicio
de la defensa, denunció el trabajo proselitista obligado a que Arroba estaba
presionado por su partido en la UNCP, que según lo mencionado, logró posicionar
a Félix Ortega en la alcaldía de Huancayo: “En
realidad lo único que estaba haciendo Nilo Arroba Niño a través de la
Universidad, era pagar un favor político… La labor de Arroba Niño ha sido
administrativa, ha sido también académica; su labor también fue proselitista,
de ahí que lo encontramos en las campañas de 1966, y el 13 de noviembre de
1966, justamente sale ungido como Alcalde de Huancayo un elemento de su
partido, debido al trabajo tesonero que había inmerso dentro de los cánones de
la Universidad… Como digo señores magistrados no deseo herir susceptibilidades;
pero la verdad tiene que salir a flote” (236).
Caso Maurilio Arriola
El día 17 de
junio de 1968, Maurilio Arriola Grande y Nilo Arroba se enfrentaban por el
rectorado en la UNCP (47). Arroba tenía todo el respaldo del Apra y este
fenómeno hizo que Arriola fuera cuestionado en el seno de la dirigencia y sea
sometido a disciplina. La ideología quebrantada por la ambicia del poder, sobre
todo económico, que el rectorado traía consigo, trajo como saldo final la
salida temporal de Arriola de las filas de su partido.
Más adelante,
en abril de 1969, tanto a Arriola y Arroba los volveremos a encontrar pugnando
por el rectorado, pero en esta ocasión al lado de otro aprista, el Ing. Renán
Ruiz Gutiérrez. Nuevamente Arriola fue sometido a disciplina. Ésta es una
evidencia de cómo en el seno del Apra las pugnas por el poder son encarnizadas,
donde el sustento ideológico no cuenta para nada.
Caso Hermógenes Casaverde
Hermógenes
Casaverde Río ocupaba el cargo de Asesor Jurídico de la UNCP en el rectorado
del Ing. Manuel Carranza Márquez, además, de concejal del Municipio Provincial
de Huancayo. En medio de la crisis que envolvía al ente universitario, el 30 de
octubre de 1968, Casaverde manifestó su apoyo a la necesidad de reorganizar la
UNCP, motivo por el que renunció al Apra y luego fue separado de la universidad
(165).
Caso Julio Quiñe
El día 14 de
diciembre de 1968, la Asociación de Catedráticos de la UNCP (fachada docente
del aprismo) expulsa de su seno al ingeniero Juan Julio Quiñe por la denuncia
que formulara contra Arroba Niño en el Segundo Juzgado de Instrucción (152). El
16 de diciembre, el Ing. Quiñe salvó de morir acribillado, producto de un
atentado desde un automóvil. Reconoció a sus sicarios: Jorge Bohórquez, Silva
Barrera y un tal Arroyo de la Facultad de Agronomía (92).
Caso Oswaldo Espinoza
En el mes de
diciembre de 1968 renuncia un destacado líder aprista y catedrático de la UNCP,
el Dr. Oswaldo Espinoza Vivar. Entre los motivos que lo conllevaron a tal
decisión, explica: “Son en parte por
orden ideológico, pero por sobre todo de carácter moral”. Al referirse a la
UNCP, acota: “Piensan seguir con el mismo
negativo programa en nuestra Primera Casa de Estudios Superiores, digna de
mejor suerte en todas sus proyecciones morales e intelectuales” (77).
Caso Manuel Carranza
El día 7 de
mayo de 1964, Carranza renuncia a su cargo, luego de recibir furibundos ataques
de sus compañeros de partido, y convocaba a una Asamblea Universitaria en la
que fue elegido como encargado del rectorado el Sr. Nilo Arroba Niño. Esta
nueva medida multiplicaba el fraude porque Arroba no reunía los requisitos de
tiempo de docencia suficiente como para ser rector; porque el cargo de
“encargado” del rector no existe en la ley y porque la “elección” se hizo en
ausencia de los profesores de Huacho, muchos de los cuales sí reunían los 10
años de docencia universitaria. Pero el fraude se consumó, el 19 de agosto de
1966, el secretario general de la UNCP, Gustavo Sanz Túpac Yupanqui, deja
presente que frente a la renuncia irrevocable del Ing. Manuel Carranza Márquez
al rectorado de esta universidad, la Asamblea Universitaria acordó nombrar a
Nilo Arroba Niño, para completar el período del anterior rector renunciante
(154). Así, Carranza fue realmente expulsado porque ya no era servil a los
intereses de su partido y necesitaban otro con mayor compromiso genuflexo.
Caso Félix Ortega
Ofrecimiento de
Félix Ortega a trabajar con Juan Velasco Alvarado. Diario Correo,
Huancayo, 17 de noviembre de 1969.
Archivo personal.
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El día 17 de
noviembre de 1969, el alcalde de Huancayo Félix Ortega Arce declara en Sesión
Solemne del Concejo Provincial de Huancayo que trabajará con la Junta Militar
de Gobierno, al respecto la prensa menciona: “Félix Ortega Arce afirmó ayer que trabajará “codo a codo” con el
Presidente de la República, General EP Juan Velasco Alvarado y lo apoyará en
todo lo que signifique progreso para su pueblo… Para que el odio y la cizaña
sea desterrada para siempre y debemos dejar de lado las críticas destructivas”.
Dijo que el ejercicio municipal que empezó el año 1967 “no ha sido comprendido y la crítica llegó en determinado momento a
destruir la moral… Un deber elemental de nosotros es rodear a la autoridad para
lograr el progreso, dejando de lado compromisos políticos y de partido” (98).
Contradiciendo
la declaración anterior, el 28 de abril de 1969, la prensa manifestó: “Cierto en parte y desafortunadas en lo más
resultan las declaraciones del alcalde Dr. Félix Ortega Arce cuando critica al
ministro del interior General Armando Artola Azcárate. Por un lado, al haber
asumido el General Artola la función pública tiene que estar sometido a
críticas. Sin embargo, decimos que han sido desafortunadas, porque se ha
excedido en su ataque y ha tocado a las FFAA como institución… Es natural que
el Dr. Félix Ortega Arce respire por la herida, puesto que en cualquier momento
deja el cargo… Sin embargo, no hace mucho se ha puesto en tela de juicio la
legalidad de la permanencia de Félix Ortega Arce en el seno de la JOP (Junta de
Obras Públicas). La ley 12672 dice textualmente que están impedidos para ser
miembros los empleados públicos. El Dr. Ortega es empleado del hospital El
Carmen que pertenece a la Beneficencia Pública que es entidad para estatal.
Claro que su presencia en el Municipio esta facilitado por otro dispositivo” (118).
Más adelante,
paradójicamente, en agosto de 1973, Ortega censuraría el acercamiento y
simpatía de Arroba Niño al velasquismo.
Caso Oscar Ricse
El
Apra postuló una lista de precandidatos al Congreso de la República, entre los
que estaban: Félix Ortega Arce, Horacio Gago Espinoza, Américo Bonnett (hijo),
Ángel Mendoza Poves y Oscar Ricse Suasnábar. “Gago me dijo: asegúrame la votación de la selva porque sé que voy a
perder en Huancayo y Jauja. Toma 10000 soles y si hace falta algo más avísame,
la victoria me la darás tú. Haz cualquier cosa, falsifica o quema las actas,
compra gente, no sé y así fue. Me ubiqué en Mazamari, tierra de mi primera esposa,
estuve ahí 15 días antes del escrutinio coordinando toda la selva central, en
Chanchamayo y Satipo. Reconozco que fui un desgraciado. Veía a la gente hacer
su colita”. Continúa: “A Gago nadie
lo quería, el Comité Provincial de Satipo me hizo saber que nadie lo quería,
porque valiéndose de la familiaridad con Ramiro Prialé le había arrebatado un fundo
de 100 hectáreas al ingeniero Sanguinetti y eso era de conocimiento popular.
Entonces deduje: la cosa es comprarse a los tres miembros del comité electoral
y así lo hice. Falsificamos e hicimos actas donde Horacio Gago ganaba
ampliamente, pero quienes ganaron en realidad fueron Félix Ortega Arce
(Chaleco), Oscar Ricse Suasnabar, Aníbal Aliaga Iparraguirre y Ángel Mendoza
Poves, en ese orden. Gago quedaba en el noveno lugar y apareció como el
segundo. Inicialmente hubo una resistencia en el comité electoral pero utilicé
el cuento de “Ramiro dice…”. Tello Salavarría hermano del que mató a los Miro
Quesada fue el único que ofreció resistencia pero luego firmó las actas
insultándome. Salavarría estaba “exiliado”, pues en aquellos tiempos, Satipo
era una cárcel, ahí huía todo el que tuviera problemas con la justicia. Tello
me dijo: has hecho caer la moral del Apra. Con esta actitud has matado el honor
de tu familia. Chaleco me llamó y me dijo que le contara la verdad de lo que
había pasado en Satipo, tenía una voz firme y no admitía que lo engañaran. Me
dijo: a mí no me has perjudicado pero has perjudicado al partido. Era la
oportunidad de Ricse de llegar al Parlamento pero le fallamos. La segunda vez
que le falla el partido es en las elecciones al Congreso en 1985, el hombre ya
estaba adentro”. Finaliza: “Quiero
mencionar que la primera propuesta que recibí para hacer este “trabajo” fue de
Américo Bonnett y me negué” (364).
Caso Juan Gálvez Ríos
Acerca de los
trabajos en Radio 15-50 y su posterior desconocimiento, Gálvez manifiesta: “Por todas estas ayudas brindadas a Gago me
tenía mucha estima y consideración, pero generé un celo dentro de su familia,
pues era el confidente más cercano. Trabajaba en la radio y me pagaba mi
salario. Sin embargo, a su muerte las herederas tratan de despojarme de mis
acciones” (364).
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